19/9/09

Julie y Julia


Este edificante film de Nora Ephron lo tiene todo para hacer las delicias de las mujeres entre 30 y 60 años. Un personaje excéntrico que, desde el pasado, sirve de guía y estímulo a una joven de los 2000, un tanto perdida en el mundo de los estímulos materiales y las relaciones light.
Julia Child ha sido y es un ícono de la cultura popular estadounidense, una Doña Petrona sofisticada y un tanto quijotesca en su pasión por la cocina francesa, que se encargó de introducir en el ámbito de las amas de casa a través de un libro de recetas -cada una probada y experimentada por la autora- y un programa de televisión, a fines de la década del 50. Ese libro sirve de manual a una muchacha de esta década, confundida entre los imperativos de lograr dinero y celebridad en los tiempos que corren, a costa de descuidar y/o traicionar a las amistades o relaciones más cercanas.
El libro de la Child le permitirá a Julie -una muchacha con veleidades de escritora pero sin el suficiente impulso para concretarlo- escribir un blog en el que irá comentando día a día sus tribulaciones y alegrías al probar la efectividad de aquellas recetas en su propia cocina, a la vez que madura como persona y en su relación con su marido, y se hace célebre, con la posibilidad de publicar un libro (uno de los que dos que dará base al film que comentamos).
La película tiene los condimentos necesarios de un buen women film, sin ser necesariamente una comedia romántica, y se inscribe en la moda de los films sobre comida y gente que disfruta de una y otra manera de ella, lista que engrosan La fiesta de Babette, Comer, beber y amar, Como agua para chocolate, Bella Martha, El sabor del Edén y La sal de la vida, entre otros.
Ephron muestra sus habilidades como directora y guionista al saber conducir con sobriedad dos historias paralelas que se desarrollan en épocas y países diferentes. Sin embargo, el film encuentra su más poderoso atractivo en Meryl Streep, que agrega la de Julia Child a su galería de impresionantes interpretaciones, tras un año en que nos ofreció a una madre devota de su hija y de un pasado bohemio en el musical Mamma mia!, y a la monja árida y reseca de La duda.
Amy Adams -que también secundara a Streep como la monja joven en La duda- se luce en un personaje de a ratos insoportable, con sus crisis de ansiedad y de narcisismo mal ubicado. Sus segmentos no son tan interesantes como los de Streep, con su admirable reconstrucción de época, ni su pareja -interpretada por Chris Messina (Cásate conmigo otra vez)- llega a ser tan vistosa ni llamativa como la de Julia con Paul Child (Stanley Tucci, apoyo sobrio -y sensual en su ambigüedad- de los emprendimientos de su consorte). Pero Adams es una actriz extremadamente versátil y lleva a buen puerto la duda tarea de cargar con nuestra tediosa contemporaneidad.
Un comentario al margen, ¿se pondrá de moda la grasosa comida de la Child? ¿Cuántas mujeres argentinas tienen arrumbados sus libros de Doña Petrona? No es sólo que preparar esas recetas cuesta mucho dinero, sino que lleva mucho tiempo y, además, el riesgo de morir por exceso de colesterol. Paquetes y paquetes de manteca desfilan por las imágenes de Julie y Julia. Además, quién querría hoy día comerse un aspic, sobre todo después de saber cómo se prepara en el film.