2/8/10

El origen

Si uno quiere ver films que sean como sueños, o tengan sus texturas, bueno, no hay que pensar mucho: los nombres de Buñuel, Lynch, Bergman y, según qué films, Kubrick, Polanski o Altman se agolpan en la pantalla de la mente. Jamás el nombre de Christopher Nolan, más después de ver su último film.

En realidad El origen no merece mucho comentario. Es un film largo y aburrido, así de simple. Se ahoga y atosiga al espectador con eternas explicaciones (son tantas las cosas que hay que mantener en la mente para comprender el desarrollo del film que uno finalmente se abandona). Amenaza con una profundidad que nunca llega a concretarse para terminar pareciéndose a una de James Bond (aún la peor película de esa serie es mucho más entretenida.)

¿Poner a Nolan a la altura de Hitchcock o Kubrick? Ese es el efecto que quiere instaurar la campaña publicitaria. Nolan no puede crear suspenso,  ni siquiera una atmósfera. Todo es llano y superficial. Pero lo peor, no es entretenido. ¿Y por qué insisto en el entretenimiento como un valor? Porque esta es una película de acción pretenciosa, en la que se han gastado muchos millones de dólares y ni siquiera se mantiene el interés del espectador hasta el final.

Si quieren discutir sobre lo onírico en el cine hablemos de Mulholland Drive o de Ensayo de un crimen. Pero no de El origen.